El incendio de la antigua iglesia


Hoy en día la iglesia de Rebollosa se encuentra cerrada salvo en los días de celebración, pero esto no siempre fue así. Antiguamente un sacristán entraba en ella a diario y se encargaba de conservar todo en orden, de tocar las campanas anunciando las horas de oración, y por supuesto de prepararlo todo antes de que se celebrase cada misa.

En aquellos años (este suceso tuvo lugar allá por 1914) era una mujer la que ocupaba el cargo. Algunos dicen, vaya usted a saber, que la buena de la sacristana le tenía una cierta afición al vino que se guardaba en la sacristía. Quién sabe si era cierto o no, no queda nadie que pueda confirmarlo o negarlo. Lo cierto fue que una noche, tras tocar las últimas campanadas, se dejó encendida la vela que utilizaba para alumbrarse por las escaleras que ascendían a la torre. Sin darse cuenta del detalle, cerró las puertas de la iglesia y se marchó a dormir, ignorante del desastre que quizá en esos mismos momentos daba ya comienzo a causa de su involuntario despiste. Al irse consumiendo, lo que quedaba de la vela cayó al suelo y prendió en las resecas tablas. El fuego se extendió por el interior de la iglesia y las llamas comenzaron a subir por las vigas hasta alcanzar el tejado. 

En las afueras del pueblo unos pastores vieron el resplandor y corrieron para avisar a los vecinos, que a esas horas dormían plácidamente sin enterarse de nada. Despertados por los gritos de los pastores todo el mundo salió sobresaltado a la calle, comprobando con sus propios ojos lo que las voces decían: "La iglesia, se quema la iglesia!" Para cuando intentaron organizarse ya era tarde. La vieja iglesia ardía por los cuatro costados y el tejado no tardó en desplomarse. Por fortuna se consiguió evitar que el fuego alcanzara las casas más próximas, pero Rebollosa se había quedado sin iglesia. Tan sólo el altar de la Virgen de las Angustias había escapado a la furia de las llamas.

Cuando la sacristana, al ser preguntada, intentó explicar el origen de lo sucedido, los más malpensados achacaron el trágico despiste a su supuesta afición por la bebida. Quién sabe...

Poco después dio comienzo la construcción de la nueva iglesia, que es la que hoy conocemos, en torno al altar de la antigua. Mientras la acababan las misas hubieron de celebrarse en una casa particular, y así se hizo hasta que en 1922 se terminaron los trabajos y la nueva iglesia quedó inaugurada.